UN PASEO POR LA HISTORIA DE SANTOÑA
Situado en la bahía que se lleva su nombre, Santoña es una localidad marcada por su tradición pesquera y sobre todo, por su industria conservera. Las anchoas de Santoña, son uno de los manjares más conocidos de la gastronomía cántabra, y no es para menos.
Su cercanía a ciudades norteña de gran importancia como Santander, a menos de 50 km, o Bilbao, menos de 70, lo convierte en una de las mejores paradas que puedes hacer en tu visita al litoral cantábrico.
Los primeros pobladores que vieron en esta bahía un lugar perfecto fueron ya del Paleolítico Superior, con restos en cuevas como la del Perro o San Carlos, y los romanos. El puerto de Santoña era un enclave romano importante para el comercio con el sur de la Galia.
Pero será en la alta edad media cuando se de el verdadero origen de Santoña. Tras la ocupación romana, la zona cántabra quedó muy despoblada, sobre todo por que sufrió el desembarco de numerosos pueblos invasores, responsables del fin del imperio romano de occidente. De hecho, Santoña sería puerto estratégico durante más de una década, en el siglo IV, para los normandos.
Hacia el siglo VIII, el monarca asturiano Alfonso I, tomó la tarea de repoblar esas zonas que estaban abandonadas, para lo que mando construir en diferentes puntos de la actual Cantabria, edificaciones como los conocidos monasterios, alrededor de las cuales surgirían las villas.
En la bahía de Santoña, mandó construir un monasterio, el de Santa María, que se puede documentar ya desde el 863. Pero será en el siglo XI, cuando el abad Paterno, considerado por muchos historiadores como el verdadero fundador de Santoña, restaura el monasterio, lo reorganiza e inicia una importante repoblación de la zona.
Paterno se apoyaría en el rey de Navarra García III «el de Nájera», que a mediados del XI le concede un fuero llamado «Privilegio viejo de Santoña», convirtiendo a Santoña en abadengo, dónde el abad era el señor.
La zona de Trasmiera, que era controlada por Santoña, tuvo periodos dónde perteneció al reino de Asturias, al condado de Castilla, al reino de Navarra, y finalmente, al reino de Castilla. Durante varios siglos, el monasterio de Santoña estuvo dependiendo de la corona de Castilla o del obispado de Nájera, del reino de Navarra.
La razón de estos cambios responde a las relaciones y enfrentamientos entre ambos reinos. Primero la mujer de Sancho III el Mayor, rey de Navarra, hereda el Condado de Castilla, pasando a formar parte del reino de Navarra.
Cuando Sancho muere, reparte el territorio entre sus hijos, lo que inicia un enfrentamiento entre García Sánchez de Pamplona y Fernando I de Castilla. Cuando se establece el obispado de Nájera, se incluyen terrenos de Castilla, como Santoña, que pasan a depender del monasterio de Santa María la Real de Nájera. Tras un breve período en el que el sucesor de Fernando I, Sancho II de Castilla, añade estos territorios al reino de Castilla, Sancho III de Castilla, los cede de nuevo al abad de Santa María la Real.
Será con Felipe II, en el XVI, cuando finalmente el monasterio de Santoña consiga su independencia, y el estatus de villa real, acabando finalmente con la dependencia al abad de Santa María la Real de Nájera. Durante el reinado de Felipe II, el reino necesitaba dinero, por lo que llevó a cabo la enajenación de villas y lugares eclesiásticos, es decir, venderlos.
Los habitantes de los territorios en venta tenían el derecho de comprar la jurisdicción real, y eso fue lo que hizo el Concejo de Santoña. Tomaría la posesión de la jurisdicción, Gonzalo de Salamanca, pero tras un período de mala situación económica, compra la jurisdicción el duque de Lerma, pasando a depender de un señor. Finalmente en el 1705, Santoña vuelve a depender directamente de la corona, sin tener un señor.
Una de las personalidades más importantes que tiene Santoña es Juan de la Cosa, que fue patrón de la carabela Santa María, uno de los barcos con los que Colón descubre América. Cuenta con una hermosa estatua en Santoña, para honrar a uno de sus vecinos más ilustres
Ya desde el siglo XV, el puerto de Santoña, tuvo una gran importancia en el comercio peninsular con Europa, lo que permitió el asentamiento en la ciudad de familias adineradas, que llevaron a cabo la construcción de alguna de las edificaciones que debes visitar en tu viaje a Santoña.
Pero si la arquitectura de Santoña tiene una característica es la cantidad de estructuras militares, tanto fortalezas como baterías, que tiene en diferentes puntos, sobre todo de su litoral. Las primeras se construyeron durante el reinado de Felipe II, a mediados siglo XVI.
La ciudad fue objetivo de los franceses en varios momentos de la edad moderna y contemporánea. Primero en el 1639, que fue atacada por los franceses capitaneados por el obispo de Burdeos, y de nuevo en el 1719, durante la Guerra de Sucesión
Durante la Guerra de Independencia, a principios del XIX, los franceses toman de nuevo la ciudad, construyendo un total de cinco castillos (San Carlos, El Solitario, Galván Alto, Galván Bajo y San Martín), tres baterías (Pasaje, la Cruz y Molino de Viento) y una plaza de armas. Todo pensado para proteger el fuerte imperial o fuerte de Napoleón. Será después de la ocupación francesa, durante el Trienio Liberal (1820-1823) cuando Santoña se constituya como ayuntamiento, integrado en el partido judicial de Laredo.
El papel que tuvo Santoña dentro del comercio marítimo debió de ser durante la Edad Moderna, secundario, en relación al protagonismo de otras villas cántabras como Laredo, Santander o Castro Urdiales.
El aspecto de la villa cambia radicalmente desde mediados del XIX, gracias a la aprobación del Plan de Reestructuración de Santoña. En el 1859 se construirían cuarteles de artillería e infantería, la batería del pasaje y el fuerte de San Martín. Esto atraería a numerosos miembros de la artillería e infantería. Lo que provoca que la población de Santoña deje de estar dispersa y ser fundamentalmente rural, para concentrarse en un espacio, protegido por las fortificaciones, y con un nuevo muelle, que se inicia en el 1865.
A finales del siglo, la actividad militar que se pretendía establecer en Santoña decae, ya que los nuevos armamentos convertían al sistema defensivo de la villa cántabra, en menos útil. Empieza a decaer el aspecto militar, pero las infraestructuras creadas, como los nuevos muelles, dejan paso a un aumento de la importancia pesquera. También se fundan en este momento, las primeras conserveras, por personalidades locales como Carlos Albo Kay y José de la Fragua Rozas. La primera conservera de anchoa de España la funda en Santoña el italiano Vella Scaliota.
El boom de la industria conservera vino potenciado cuando llegan a la zona salazoneros italianos, mostrando una nueva técnica de conserva que desbanca al escabeche. A principios del XX, Santoña ya superó a sus rivales vecinos, Laredo y Castro Urdiales, y para el 1914, contaba con 23 industrias conserveras
Durante la Guerra Civil española (1936-1939), Santoña fue escenario de uno de los hechos históricos de gran importancia: el Pacto de Santoña. Firmado por los dirigentes políticos del PNV y los mandos de las fuerzas italianas que combatían en apoyo al bando franquista. Santoña sería además dónde se llevarían a cabo algunos de los últimos enfrentamientos en la zona norte, ya que cuando cae Bilbao, los batallones que combatían junto al ejercito republicano de Cantabria, empiezan a resguardarse en Laredo, Santoña y alrededores.
Actualmente, la industria conservera de Santoña continúa siendo uno de los puntos de mayor importancia en la producción de anchoa en España. Junto con Laredo y Castro Urdiales, tienen el 80% de la producción española. El puerto de Santoña, es uno de los más importantes del cantábrico, siendo el número uno en la captura de especies como la sardina y la anchoa, muestra de la importancia que tiene la pesca y la industria asociada, en la localidad.
A pesar de su importante patrimonio artístico e histórico, que puedes leer en nuestro artículo Que ver en Santoña, no tiene el desarrollo turístico de localidades vecinas como Laredo y Castro Urdiales. Esto ha provocado que el desarrollo de servicios e infraestructuras sea menor. Diferentes proyectos tanto desde el ayuntamiento como de la Comunidad de Cantabria, están trabajando en mejorar la posición de Santoña, como destino turístico del cantábrico, creando diferentes instalaciones e infraestructuras, como la inauguración del Centro de Interpretación de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, o la señalización y promoción de las rutas del Monte Buciero.
Santoña es una localidad que tiene para ofrecer a todo el que la visita, un litoral escarpado bañado por el mar cantábrico, unas playas de ensueño, representaciones artísticas actuales pero también del pasado, y una bahía marcada por las impresionantes marismas. Si quieres saber todo lo necesario para preparar el viaje perfecto, te recomendamos que leas nuestro artículo Santoña Información Práctica.